En “Apocalípticos e Integrados”, Umberto Eco explora la dicotomía entre dos posturas culturales: los “apocalípticos” y los “integrados”. Los apocalípticos son aquellos que ven la cultura de masas como una amenaza para la civilización, temiendo su influencia negativa en la sociedad y la pérdida de valores tradicionales. Por otro lado, los integrados abrazan la cultura de masas como una manifestación legítima de la expresión popular y reconocen su influencia en la evolución cultural.
Eco examina cómo los apocalípticos tienden a adoptar una postura elitista, considerando la cultura de masas como inferior y perjudicial. Argumenta que esta visión puede ser excesivamente alarmista y elitista, ignorando el potencial creativo y democratizador de la cultura de masas.
Por otro lado, Eco destaca cómo los integrados reconocen la complejidad de la cultura de masas y valoran su diversidad y capacidad para conectar a las personas a través de experiencias compartidas. Sin embargo, advierte sobre la necesidad de un análisis crítico de la cultura de masas para evitar la manipulación y el conformismo.
Eco aboga por un enfoque equilibrado que reconozca tanto los aspectos positivos como negativos de la cultura de masas. Sugiere que la verdadera comprensión y apreciación de la cultura de masas requiere una evaluación crítica y reflexiva de su impacto en la sociedad.